Como construir un universo

Gran Explosión
Un protón es una  parte infinitesimal de un átomo, que es en sí mismo, por supuesto, algo insustancial. Los protones son tan pequeños que una pizca de tinta, como el punto de esta "i", puede contener unos 500.000 millones. Así que los protones son extraordinariamente microscópicos.
Ahora, imagínate, que aprietas uno de esos protones hasta reducirlo a una milmillonésima parte de su tamaño normal en un espacio tan pequeño que un protón pareciese enorme a su lado. Introduce después, en ese minúsculo espacio, 30 gramos de materia.
Muy bien. Ya estás en condiciones de poner un universo en marcha.


Estoy dando por supuesto, claro, que lo que quieres construir es un universo inflacionario. Si en vez de eso prefiereses construir  un universo clásico más anticuado, tipo Gran Explosión, necesitarías materiales suplementarios. Necesitarías, en realidad, agrupar todo lo que hay y apretarlo hasta reducirlo a un punto tan infinitesimalmente compacto que no tuviese ninguna dimensión. A eso es a lo que se llama una singularidad.
En cualquier caso, prepárate para una explosión grande de verdad. Querrás retirarte a un lugar seguro para observar el espectáculo, como es natural. Por desgracia, no hay ningún lugar al que retirarse, porque no hay ningún lugar fuera de la singularidad. El único espacio que existe es el que va creando el universo al expandirse.
Es natural , pero erróneo, visualizar la singularidad como una especie de punto preñado que cuelga en un vacío ilimitado y oscuro. Pero no hay ningún espacio, no hay ninguna oscuridad. La singularidad no tiene nada a su alrededor, no hay espacio ni lugar que pueda ocupar. Ni siquiera cabe preguntar cuánto tiempo ha estado allí, si acaba de brotar a la existencia, como un buena idea, o si ha estado allí siempre esperando el momento adecuado. El tiempo no existe. No hay ningún pasado del que surja.
Y así, partiendo de la nada. se inicia nuestro universo.

En una sola palpitación cegadora, un momento de gloria demasiado rápido y expansivo para que pueda expresarse con palabras, la singularidad adquiere dimensiones celestiales, un espacio inconcebible. El primer animado segundo se produce la gravedad y las demás fuerzas que gobiernan la física. En menos de un minuto, el universo tienes un millón de miles de millones de kilómetros de anchura y sigue creciendo rápido. Hace ya mucho calor, 10.000 millones de grados suficiente para que se inicien las reacciones nucleares que crean los elementos más ligeros, hidrógeno y helio principalmente, con un poquito de litio. En tres minutos se ha producido el 98% de toda materia que hay o que llegará haber. Tenemos un universo. Es un lugar con las más asombrosas y gratificantes posibilidades. Y se ha hecho todo en lo que se tarda en hacer un bocadillo.
Hay, por supuesto, muchísimo que no sabemos. Y mucho de lo que creemos saber no lo hemos sabido, o creemos que no lo hemos sabido durante mucho tiempo. Hasta la idea de la Gran Explosión es una idea muy reciente. lleva rodando por ahí  desde que, en la década de los veinte, cuando Georges Lamaître, sacerdote e investigador belga, la propuso por primera vez de forma vacilante, pero no se convirtió e una noción activa en cosmología hasta mediados de los sesenta.
Lo extraordinario, desde nuestro punto de vista, es lo bien que resultó la cosa para nosotros. Si el universo se hubiese formado en un modo sólo un poquito diferente ( si la gravedad fuese una fracción más fuerte o más débil, la la expansión hubiese sido sólo un poco mas lenta o mas rápida), nunca podrían haber existido elementos estables para hacernos a ti, a mí y al suelo en que nos apoyamos. Si la gravedad hubiese sido una pizca más fuerte, el propio universo se podría haber colapsado como un tienda de campaña mal montada al no tener con exactitud los valores adecuado para proporcionar las dimensiones, la densidad y los elementos necesarios. Y si hubiese sido más débil, no habría llegado a fusionarse en absoluto. El Universo se habría mantenido eternamente vacío, inerte, desparramado.


Fuente: Bill Bryson. Una breve historia de casi todo