Explorando Marte


Hace cuatro décadas, antes de la primera misión con éxito a Marte, los científicos contaban con escasa información sobre el planeta: se conocía el carácter y composición de la atmósfera, muy fina y formada en su mayor parte por dióxido de carbono, y las observaciones mostraban unos polos que aumentaban y disminuían con lo que se entendió eran cambios de estación. Aunque la existencia de los famosos canales estaba prácticamente descartada, en la década de los 60 del siglo pasado algunos científicos aún creían en la existencia de vegetación en Marte. Hoy, y gracias a la veintena de misiones que han sobrevolado o aterrizado con éxito en el planeta vecino (porque otra veintena ni llegó a despegar, se perdió por el camino o se estrelló contra la superficie), nuestra visión de Marte es mucho más completa. Repasamos aquí algunos hitos de la exploración del planeta rojo.


Las Perseidas 2016



Las “Perseidas” (Lágrimas de San Lorenzo) es una lluvia de meteoritos de actividad alta (100 meteoros/hora). Tiene lugar cada año entre el 16 de Julio y el 24 de Agosto, alcanzando el máximo de intensidad durante de las noches del 11, 12 y 13 de Agosto de 2016.

Esta “lluvia de meteoros” es muy popular en el Hemisferio Norte debido a que transcurre durante el verano. Se conoce con el nombre de “Lágrimas de San Lorenzo” porque el 10 de Agosto es el día de este santo, de tal manera que se asoció con las lágrimas que vertió San Lorenzo al ser quemado en la parrilla.


Rayos cósmicos


Partículas subatómicas extremadamente energéticas que viajan por el universo con velocidades cercanas a la de la luz. Entre esas partículas se cuentan algunos electrones, pero sobre todo se trata de corpúsculos de carga positiva, es decir, núcleos atómicos completos, cuyas abundancias se corresponden a grandes rasgos con la composición química promedio del universo; predominan, pues, los protones o núcleos de hidrógeno. Los rayos cósmicos en estado primario no alcanzan la superficie terrestre, sino que se desintegran al chocar con la atmósfera. Sin embargo, se pueden estudiar de manera directa desde globos, aeroplanos o satélites artificiales. También se pueden analizar a partir de los fenómenos que provoca su desintegración en el aire.