Aterrizar en un cometa

El próximo 12 de noviembre, por primera vez y tras un viaje de más de diez años por el espacio, un artefacto humano aterrizará en un cometa. Ese día, sobre las 9.35 hora peninsular española, la nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) liberará un módulo, Philae, que lleva a bordo, cuando se encuentre a 22,5 km del centro de la roca espacial que es su objetivo, 67P/Churiumov Guerasimenko. A una velocidad de unos 18 cm por segundo, alcanzará su objetivo sobre las 16.30 horas. En total, siete horas de tensión hasta el aterrizaje.

Un día antes de la separación de Philae, el 11 de noviembre, el equipo de dinámica de vuelo deberá señalar si la nave se encuentra en la trayectoria adecuada. Si es así, Rosetta realizará una ligera maniobra para encarar su objetivo y dos horas después se despedirá del módulo.
Las señales que partan de Rosetta tardarán unos 28 minutos en llegar a la Tierra, lo que significa que la confirmación de la separación llegará a las estaciones de seguimiento a las 10.03 horas y la del aterrizaje, alrededor de las cinco de la tarde.
Si todo sale como está previsto, Philae, una «caja» inteligente de unos 110 kg de peso, se posará en un área bautizada como «J», situada en el menor de los dos lóbulos del cometa, que fue elegida cuidadosamente por su interés científico el pasado mes de septiembre después de descartar otros candidatos.
Durante el descenso de siete horas, Philae sacará fotos y llevará a cabo experimentos científicos, tomando muestras del polvo, del gas y del entorno del plasma próximo al cometa. Una vez allí, el módulo se agarrará con fuerza a la superficie del cometa con la ayuda de dos arpones. Entre sus instrumentos, cuenta con un taladro que perforará la roca y estudiará su composición «in situ».
La primera tanda de experimentos científicos se iniciará alrededor de una hora después del aterrizaje y durará 64 horas, un límite basado en la vida de las baterías primarias de la sonda. El estudio más a largo plazo del cometa por parte de Philae dependerá de durante cuánto tiempo, y con qué eficacia, sean capaces de recargarse las baterías, lo que a su vez depende de la cantidad de polvo que se deposite sobre los paneles solares de Philae, según ha informado la ESA en un comunicado. Su vida útil está estimada hasta marzo de 2015, cuando el cometa esté mucho más cerca del Sol y, debido a las altas temperaturas, sea imposible continuar con las observaciones científicas.
Los estudios que realice Philae podrán ayudar a entender los orígenes del Sistema Solar y si es cierto que los elementos fundamentales para la vida, incluida el agua, llegaron a la Tierra a bordo de cometas, como proponen algunas teorías.

Fuente: diario ABC. Fuente fotografías European Space Agency.