Accesorios para un telescopio

En la entrada Quiero comprarme un telescopio, casi todos los conceptos de los que he hemos hablado como luminosidad, campo, aumentos, dependen de los oculares. El ocular es, después del objetivo, el elemento óptico más indispensable. Cuando nos compramos un telescopio debe de llevar, por lo menos, cuatro oculares. Cada ocular debe ser de una distancia focal distinta: entre unos pocos centímetros y unos pocos milímetros. Los oculares cuanto más potentes, produce más aumentos, menos luz y menos campo;  sí son más débiles, más luz y más campo, pero menos aumentos. Tenemos que recordar  que la potencia de un ocular es inversa a su distancia focal; es decir que un ocular de  6 milímetros  nos proporciona más aumentos que un ocular de 2, 5 centímetros.
Telescopio reflector
Los oculares de pocos aumentos,  nos  sirven para la búsqueda de los objetos que deseamos observar, pues nos proporciona más campo, luminosidad e imágenes más claras. Sólo cuando necesitamos observar detalles;  como montañas de la Luna,  bandas en Júpiter o separar estrellas dobles, debemos sustituirlo por otros de mayor potencia. Nunca debemos cambiar, durante una observación,  un ocular de poca potencia,  por otro muy fuerte sin pasar por un ocular de mediana potencia, con ello conseguiremos que no perdamos el objeto que estemos observando, ya que en cada cambio debemos centrar el  objeto, para ir  gradualmente de un ocular a otro.
Otro objeto de una gran importancia en los telescopios es el buscador. Pequeño anteojo de amplio campo visual, utilizado para facilitar la dirección de un telescopio y dispone de una retícula, habitualmente constituida por dos hilos cruzados y una o dos argollas con tres pequeños tornillos. Debemos buscar un objeto fijo, como puede ser un poste, una chimenea, el  pico de una montaña etc., y colocar el borde superior del objeto en el centro del telescopio. Después iremos manipulando los tornillos del buscador hasta que la misma imagen este situada en el centro de la retícula del buscador, con ello conseguiremos que ambos (telescopio y buscador) estén  paralelos y nos facilitará la búsqueda de cualquier objeto celeste. Si colocamos una estrella, planeta etc., en el centro de la retícula del buscador, la tendremos también en el centro del telescopio y podremos empezar a realizar su enfoque y,  sí así lo requiere, el cambio de ocular. Ni que decir tiene, que los objetos los veremos invertidos, a lo cual nos iremos acostumbrando según aumente nuestra experiencia.

Los mandos para movimientos lentos en ascensión recta y declinación son unos cables flexibles que permiten, sin despegar el ojo del ocular, seguir el objeto que tengamos enfocado. No admitamos un instrumento que no posea estos mandos, pues el movimiento del tubo “a mano” es sólo útil para grandes desplazamientos, pero no para seguir a un astro en su lento movimiento por la esfera celeste. Hoy en día, casi todas las monturas traen un motor sincrónico para sustituir al mando en ascensión recta.
Los filtros que nos suministran los fabricantes son dos, uno para el Sol y otro para la Luna. No debemos agradecerlos pues ninguno no se pueden usar. Para el Sol, lo recomendable es usar un helioscopio, pero yo suelo usar filtro que se coloca en el objetivo del telescopio o verlo en la pantalla de proyección solar. Jamás miremos al Sol directamente sin los filtros adecuados, pues,  con casi toda seguridad, la ceguera sería instantánea. Para la Luna yo jamás he usado un filtro ya que no lo creo necesario.
La lente de Barlow sirve, acoplada al ocular para incrementar los aumentos. La acoplaremos, si fuese necesario, a los oculares más débiles. Puede mejorar la definición si utilizamos un ocular que nos dé los mismos aumentos. Con un ocular de 1,8 centímetros y la lente Barlow acoplada que un ocular de 0,9 centímetros.
El prisma cenital se coloca ante el ocular, y desvía la dirección de la luz en 90º. Con él podemos observar objetos cercanos al cénit sin necesidad de adoptar posturas complicadas y molestas en la observación. Puede desorientarnos, ya que invierte a su vez la imagen invertida, en el sentido del eje óptico del prisma, pues observando el horizonte, vemos los objetos cabeza arriba, pero la derecha a la izquierda y viceversa. Tenemos que tener en cuenta que una imagen vista por el ocular, sin prisma cenital, vemos lo de arriba abajo y lo de la derecha a la izquierda.

En próximo post nos dedicaremos a examinar las monturas para los telescopios.

Fuente: Guía del firmamento de José Luis Comellas