Las Leónidas. Lluvia de estrellas del otoño



Los cometas, según describen sus órbitas alrededor del Sol, van arrojando al espacio un reguero de gases, polvo y escombros (materiales rocosos) que permanece en una órbita muy similar a la del cometa progenitor.

Cada cometa va formando así un anillo en el que se encuentran distribuidos numerosos fragmentos cometarios. Cuando la Tierra, en su movimiento en torno al Sol, encuentra uno de estos anillos, algunos de los fragmentos rocosos (meteoroides) son atrapados por su campo gravitatorio y caen a gran velocidad a través de la atmósfera formando una lluvia de meteoros. La fricción con los gases atmosféricos calcinan y vaporizan los meteoros que aparecen brillantes durante una fracción de segundo formando lo que popularmente denominamos estrellas fugaces. No se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente.

La lluvia de estrellas de Las Leónidas, están originadas por el cometa Tempel-Tuttle, un cometa de 33 años de periodo que posee un núcleo de unos 2 kilómetros de tamaño. Como su nombre indica, las Leónidas tienen su radiante en la constelación de Leo. Son meteoros muy brillantes y extremadamente rápidos pues alcanzan velocidades de unos 250.000 kilómetros por hora. Sin embargo, la de las Leónidas es una lluvia que varía mucho de un año a otro. Resulta particularmente activa en los años en que el Tempel-Tuttle pasa cerca del Sol (por el perihelio). Por eso, el periodo de 33 años del cometa se traslada en un periodo de 33 años en la actividad de esta lluvia de estrellas.
Un par de años antes y después del paso por el perihelio de este cometa, las Leónidas presentan un gran número de meteoros y puede llegar a ser la lluvia de estrellas más espectacular entre todas las que tienen lugar a lo largo del año. De hecho, la observación de las Leónidas en el siglo XIX, en particular en el año 1833, tuvo un gran impacto en el estudio de los meteoros (que hasta entonces se consideraban fenómenos atmosféricos). Habrá que esperar al próximo paso del perihelio del Tempel-Tuttle, en el año 2031, para ver un gran espectáculo. Por el momento, para este año se prevén unos 15 meteoros por hora como máximo.

La mayor actividad de las Leónidas tendrá lugar el día 17 de noviembre. Esa noche, la luna estará en fase de cuarto menguante, por lo que resultará interesante realizar la observación de las estrellas fugaces ese mismo día, o incluso en los dos o tres días siguientes. Para la observación de las Leónidas basta con situarse en un paraje oscuro, protegido de la contaminación lumínica, y no limitarse a la constelación de Leo, sino vigilar la mayor parte posible de la bóveda celeste.